El día que vi entrar a Virginia y Enrique en la oficina supe que detrás había una buena historia. Él de Sevilla, ella del Puerto de Santa María y ambos viviendo y trabajando en Chile. Son una pareja encantadora y muy alegre y feriantes, tanto que me confesaron haber puesto la boda para que coincidiera en la Feria de Abril para matar dos pájaros de un tiro.
La verdad es que pasamos un día genial, porque tanto ellos como la familia son encantadores. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la emoción y el orgullo en cada mirada de la madre de Virginia. Una sonrisa pintada en la cara de las que lo dicen todo. Después de una maravillosa boda lo celebramos en la Hacienda Villa Luisa (Sevilla), donde pasamos un día muy espléndido y sin lluvia ¡menos mal que casi siempre se equivoca el hombre del tiempo!